AL FILO DEL MEDIO SIGLO DE LA TRAGEDIA DE TORREJÓN
El
viernes 22 de octubre de 1965 --el próximo año se cumplirán los
cincuenta--, las escasas noticias que, a cuentagotas llegaban a Cáceres
provocaron una honda conmoción entre los vecinos de la capital, así como
en Torrejón el Rubio, Trujillo, Jaraicejo, Monroy, Malpartida de
Plasencia, Arroyo de la Luz, Almaraz, Serradilla, Jaraíz de la Vera,
Serrejón, Aliseda..., pueblos de los que procedían los 4.000 obreros que
trabajaban en las presas del Tajo y del Tiétar, situadas a cincuenta
metros una de otra, y que construía la empresa Agromán para
Hidroeléctrica Española en el término de la primera localidad.. La
tragedia produjo 70 fallecidos, aunque oficialmente se dio noticia de
54, el mayor accidente laboral sufrido hasta la fecha en Extremadura, y
cuyas causas jamás se supieron.
El otoño de aquel año fue muy lluvioso, especialmente este mes de
octubre. Los técnicos forzaron al límite la capacidad de embalse para
probar los aliviaderos. La construcciones estaban muy adelantadas. En el
momento del accidente se encontraban trabajando en el túnel unos 50
obreros y otros 50 en el lecho seco del río. Los propios obreros
iniciaron el rescate de sus compañeros y quienes, al día siguiente, no
se encontraban en casa o en sus puestos de trabajo, fueron dados por
desaparecidos.
El mismo viernes 22, el entonces periódico vespertino, "Diario
Extremadura", informaba en su página 9 que "el accidente ha sido
provocado al ceder una rejilla de la presa, produciéndose la
consiguiente corriente de agua", y daba cuenta de que se había producido
un muerto y varios heridos. El lunes 25, en la página 4, titulaba a
cinco columnas: "En la presa de Torrejón continúan a ritmo acelerado los
trabajos de rescate" y subtitulaba: "Han sido recuperados siete
cadáveres". En la crónica se habla de los primeros rescates, del día de
luto declarado en la fecha anterior en Torrejón y de los trabajos en el
túnel siniestrado, así como del desembalse a un ritmo de 2.000 metros
cúbicos por segundo, lo que produjo a las seis de la tarde del día
anterior "la pérdida de más de 82 millones de metros cúbicos". Otras
fuentes hablan de 140 millones de metros cúbicos desembalsados, a 2.000
diarios. En su edición del día 26, cifra en nueve el número de muertos y
descarta la posibilidad de hallar con vida a los más de treinta
desaparecidos. En la edición del miércoles 27, eleva a veintitrés el
número de muertos.
"La tragedia fue envuelta entre el silencio y olvido del régimen franquista; las presas jamás fueron inauguradas y Franco no
vino, a pesar de tener previsto, ni se dio ningún tipo de explicaciones
al respecto. Los supervivientes se diseminaron por toda España. Cada
viuda recibió 20.000 pesetas y 5.000 por cada hijo", según "Extremadura
misteriosa".
La tragedia afloró otras pequeñas tragedias humanas conocidas a partir
del suceso. Al cumplirse los 38 años del accidente, Francisco Cabanillas escribe en El Periódico Extremadura del 19-10-2003 la historia de un padre que "falleció de la impresión al conocer la noticia",
pues tenía dos hijos trabajando en las obras de la presa y murió cuando
era trasladado a Plasencia. En la catedral nueva de esta ciudad fueron
oficiados el 4 de noviembre unos solemnes funerales por las víctimas.
Las hijas de Agustín Oliva Sanguino, natural de Arroyo de la Luz, pudieron hallar, cuarenta y dos años después,
los restos de su padre en el cementerio de Toril, gracias a una carta
remitida al Ayuntamiento de la localidad por el juzgado de Navalmoral,
que fue a parar a una tía que no sabía leer, y que guardó en una caja
que sus sobrinas hallaron haciendo limpieza, según una crónica publicada
en el diario Hoy el 15-06-2007.
El 10-02-2013, el programa de Canal Extremadura TV "El lince con botas"
emitió en la citada cadena un magnífico reportaje titulado "La tragedia del salto de Torrejón",
con entrevistas a algunos de los protagonistas de la época. "Fue una
obra rentable y de un drama colosal, del que nunca se supo", concluía
diciendo. Rosa Escobar recordaba que los medios
informativos se referían más a la obra que a la tragedia y a los
responsables de lo que pasó, y a cómo aludían a la raza extremeña y a su capacidad de sufrimiento. Paquita Marcos, pequeña entonces, recordaba
cómo en febrero del 66 se produjo una evacuación de las mujeres y los
niños del poblado mientras los obreros continuaban trabajando en las
presas, lo que consideró "una humillación". Antonio Marcos, antiguo habitante de Torrejón, relataba que "más que ahogados, muchos obreros murieron por traumatismo". Rosa Marcos recordaba el acto de arrojo de José Martín
quien, con su grúa, logró salvar a más de 50 obreros. El mismo cifra
los muertos en 60 y cree que los otros diez murieron en accidentes
laborales anteriores. Hasta nueve meses después, señalaba Antonio Marcos, continuaron apareciendo cuerpos. "Fue una negligencia como un camión. Se quiso hacer el trabajo en menos tiempo."
Enlace: http://digitalextremadura.com/col/72/felix-pinero/
VIDEO DE CANAL EXTREMADURA
El otoño de 1965 fue lluvioso en Monfragüe, especialmente a mediados de octubre. Faltaban pocos meses para finalizar los trabajos en las presas sobre el Tiétar y el Tajo, y una concatenación de circunstancias provocó el más grave y trágico accidente laboral de la España contemporánea, cuyas causas nunca se conocieron. Una tragedia condenada a un olvido extraño, injusto e interesado, sobre la que cayó un silencio despiadado. Una historia que dejó a sus espaldas una obra rentable y un drama colosal, un drama del que nunca más se supo.
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